Se trata de una selección de páginas de un texto de David Baigún y Pedro Biscay. Al inicio de este texto se analiza qué es la corrupción y cómo debe ser abordada. Los autores indican que la mayor parte de los enfoques sobre la corrupción están anclados en el sector público (es decir, en el rol de los/as funcionarios/as públicos/as). De estas visiones, a su vez, se derivan cierto tipo de políticas públicas que intentan hacer frente a la corrupción. Sin embargo, para Baigún y Biscay, estos enfoques “no son suficientes para dar acabada cuenta de la dinámica de las redes de corrupción que se tejen en nuestra sociedad contemporánea”.
En este sentido, en estas visiones “está ausente la evidencia de la corrupción como un mecanismo negocial inscripto en una dinámica de mayor complejidad cual es la de la criminalidad de los actores económicos”.
La forma en la que el mercado ejerce su poder da lugar a “formas de negociación que oscilan entre la formalidad, la informalidad y la ilegalidad”. El recurso a estos distintos mecanismos permite observar cómo “la corrupción cumple una función indispensable para el logro de los objetivos de grandes grupos económicos”. En Argentina, en las últimas décadas, se ha llegado a desarrollar una “práctica económica ilegal al amparo de un Estado capturado” por el Poder Económico. Lo mismo ha ocurrido en otros países de la región. Como señalan los autores, esto ha requerido la ausencia de una política criminal realmente capaz de prevenir y perseguir la criminalidad económica.